Las empresas son dueñas, impulsaras, creadoras y destructoras de la sociedad. Se han desarrollado hasta alcanzar un punto en que comienzan a distorsionar nuestro ambiente. Y quizás en una sociedad como México que padece de problemas que necesitan ser atendidos con más urgencia como el narcotráfico, la educación y el desempleo, el impacto ambiental queda en segundo plano. Es importante aclarar que la responsabilidad social empresarial no solo va de la mano del impacto ambiental, sino también del aspecto ético, humano y financiero. Yo considero que la relación entre las empresas y la sociedad Mexicana es una dependencia alimentada por el consumismo[1]. Entonces, en tanto las personas sigan consumiendo y las empresas sigan haciendo crecer sus cuentas bancarias las cosas no cambiaran mucho. Y es cierto, no niego que últimamente hay más interés de las empresas en desarrollarse con “responsabilidad social” pero siempre está inmerso en un interés económico. Lo anterior lo considero como una actitud hipócritamente buena (?¡ OSEA COMO?¡ jajaja). Es decir, que a pesar de que las empresas seguirán destruyendo el ambiente, harán creer a los consumidores que su producto es ecológico, 100% reciclable con ponerles un empaque verde y una imagen de un paisaje "natural" e incluso que son creados sustentablemente, lo cual en parte es bueno y malo...
[1] En este caso, se habla de consumismo. La palabra consumismo proviene del latín «consumĕre» que significa gastar o destruir y de la palabra ismo del latín -ismus y este del griego -ισμος (-ismos), sufijo que formaba sustantivos de acción a partir de verbos y que describe actualmente una tendencia innovadora, en especial en el pensamiento y en el arte.
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