Era un día común. El mundo marchaba, las fábricas humeaban y la gente caminaba. Existe un punto en el ser humano donde el odio no cabe y es necesario exteriorizarlo para que no acabe por consumirlos. El día en que el hombre no tuvo más espacio en si para guardar su odio y el mundo había sido llenado al límite con dicho sentimiento, el amor murió. Claro!, era la siguiente víctima en la lista!, pues cuando ya no hay forma de almacenar sentimientos ni forma de expresarlos comienzan a consumir otros sentimientos. Guerras, violaciones, corrupción, ambición eran algunas de las causas que habían desatado la ira en los hombres. Quizás el mundo no se acabe. Es más, estoy seguro que ni siquiera habrá minima muestra de arrepentimiento. En cambio si estoy seguro que el ego del hombre alimentado por el materialismo y la ambición terminarán por consumir a su mundo y así mismo. Lo anterior con el ánimo de hacer reflexión y énfasis de que vivimos en un mundo consumista que es capaz vendernos hasta el aire, hasta los sentimientos (14 de febrero les dice algo??¡) y estamos perdiendo la esencia, estamos perdiendo ese algo que nos hace humanos. Nuestros valores están devaluados y cuando muchos miran a su pareja y eso que dicen “es amor” no es más que el reflejo del comportamiento que el capitalismo a programado en cada célula de esta sociedad y en el mejor de los casos es un conjunto de instintos relacionados con la parte animal del hombre, pero no es “amor”.
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