martes, 25 de enero de 2011

Siempre sale el sol...a Emilio..

El miedo no es novedad en la vida de las personas. Tenemos miedo a la inseguridad, al rechazo, a la inestabilidad, al fracaso etc. Se puede decir que el primer respiro del día es miedo, pero no solo es eso ya que también lo acompaña el ánimo, el progreso y la esperanza. Y entonces sale el sol, siempre lo hace. De entre cenizas nos levantamos y emprendemos el vuelo en busca de nuevas aventuras. Durante mi viaje conocí a Emilio, el tenía todo lo que podía pedirle a la vida: salud, dinero y amor. Un enorme muro estaba siendo levantado alrededor de su residencia. Y es que, aunque a Emilio se le había otorgado la dicha del amor, se había cumplido un año de la muerte de Verónica, su esposa. - Entonces ni el dinero, ni la salud son suficientes para sentirme vivo – decía en un tono de amargura. Emilio había decidido morir, confinado en una residencia aislado del mundo por que ya no había más páginas que escribir en su libro. Pero en realidad el libro que había terminado era el de “Verónica y Emilio”, había que comenzar a escribir un nuevo libro llamado “Emilio”. Fue cuando enloqueció, o se curo según sea la perspectiva, y comenzó a vender su casa, su empresa, algunas tiendas que poseía y sin mas salió del país. –Voy a viajar, voy a hacer lo que siempre he querido y lo voy a hacer ahora (debo aceptar que tanta seguridad y determinación eran tan raros que llegaron a asustarme). Quiero ir a Holanda y comer muchos lácteos, a Francia y embriagarme de vino, a Rusia y viajar en el Transiberiano… ¡que se yo!- Así que ordeno detener la construcción del muro (hoy día se puede observar la obra muerta en Polanco), por que no quería quedar enjaulado mentalmente.

De esta forma Emilio, en un arranque de locura, decidió no perder más tiempo y hacer lo que se supone se debe de hacer: vivir como tú quieras.

Tiempo después me enteré de que Emilio murió en algún lugar de Bariloche, Argentina en la casa de la que era su nueva esposa, Regina.

A ti, Emilio, te extrañaré y encenderé una vela en tu memoria recordando la forma tan apasionada en la que viviste y de tus sabias (o tontas) decisiones. Y a ti querido lector, quiero decirte que siempre hay mas, móntate en una nube, solo, acompañado, llorando, riendo…como quieras, pero no dejes de desear. El deseo es el combustible de la vida. Saludos

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